Perfecta Imperfección

Alguna vez escuché la frase: "Solo las mujeres, los niños y los perros son amados incondicionalmente. Un hombre sólo es amado con la condición de que proporcione algo." - Chris Rock.

A pesar de que estas palabras provienen de un reconocido comediante durante uno de sus shows, es casi inevitable reflexionar en lo absurdo de esta declaración, la misma que no pasa de ser un chiste. Sin embargo, no tardó mucho tiempo para que se haga presente una buena cantidad de hombres a mi alrededor, que se sintieron especialmente identificados con esta frase.

Esto me llevó a pensar en lo herida que se encuentra nuestra sociedad. Los seres humanos, vivimos persiguiendo algo que día a día se aleja más y nos consume poco a poco: Esa ilusión o fantasía de ser amados incondicionalmente sin que tengamos que proporcionar algo. 

El amor incondicional implica perfección, como el amor de Dios (aunque es un tema debatible, ya lo sé). Y por mucho que le cueste al ser humano aceptarlo, no somos perfectos como para dar ese tipo de amor.

Cuando era niña, los adultos esperaban un buen comportamiento de mi parte (lo que sea que eso significara) para tolerar mi presencia a su alrededor y eso no ha cambiado hasta el día de hoy. No importa que tan amigos tuyos sean, nadie soportará a tus hijos si lloran demasiado o gritan mientras juegan o interrumpen frecuentemente sus conversaciones o si faltan el respeto a los demás. Entonces la premisa de que los niños son amados incondicionalmente no es mas que una falacia, de lo contrario, no habrían niños que sufren cada día al rededor de todo el mundo.

Bueno, como mujer, y a pesar de haber vivido la mayoría de las etapas de esta existencia (ya que soy de la generación millennial), no he sido ajena a esta necesidad de validación ajena o  de recibir amor incondicional. Sin embargo, soy testigo de lo lejos que esta frase se encuentra de la verdad. No existe amor incondicional para las mujeres, pero el mundo te vende una idea de perfección donde cumplir un sinnúmero de estándares dependiendo de tu entorno, hará que seas amada.

Mientras crecía al igual que muchas jóvenes de mi generación (y de la actual) puse mi energía y empeño para conseguir la aprobación de mi entorno social. Entonces, aprendí a hacer todo lo que se suponía debía saber hacer una mujer para cuidar un hogar, cuidar a los niños, cocinar, limpiar (Lo que supuestamente buscaban los hombres que querían una "buena mujer" para tener un hogar). De repente ya no era importante tener los conocimientos de una ama de casa, pues una mujer fuerte y ejemplar debía perseguir sus sueños como profesional para ser independiente y valerse por sí misma y no depender de ningún hombre, pues era muy probable que éste la abandonaría en cualquier momento por cualquier razón. 

El mundo en aquel entonces, al igual que en la actualidad, vivía promoviendo los estándares que debe cumplir una "mujer perfecta", un "verdadero hombre" o como lo llaman actualmente "un hombre de alto  valor", los estándares que debes cumplir para vivir la "vida perfecta", "la vida que mereces" y un sin numero de slogans que te enseñan que no estas viviendo la vida que quieres, que no tienes la profesión soñada si no realizas una especialización, o si no tienes tanto dinero en tu cuenta bancaria, que no tienes el cuerpo perfecto si no tienes tales o cuales medidas, que tu rostro no es bello si no tienes tales proporciones y simetrías, que el cabello no es perfecto si no lo tienes largo o corto, o tinturado o estilizado...

En estos últimos tiempos, incluso se está hablando mucho sobre el valor de la mujer y del hombre, como se mide, que características tienen. Es impresionante lo distorcionada que está la definición del valor al aplicarla como atributo al hombre y la mujer. 

Para mí, ha sido una batalla sin fin, donde se supone que soy una mujer de "alto valor" si es que puedo mantener un equilibrio ascendente entre mi profesión y mi familia. Tengo que ser una excelente profesional, así que debo mantenerme actualizada y promover mi carrera. Al mismo tiempo, debo ser una buena esposa y dedicada madre. Hacer malabares entre el tiempo de trabajo y el tiempo de crianza de los hijos, ya que si no les dedicas tiempo de calidad, no estas cumpliendo tu rol. Además debes mantenerte en forma y cuidar tu imagen por que si no lo haces eres una persona descuidada. Y adivina que más, debes tener una mente creativa para mantener encendida la llama en la intimidad con tu pareja. 

Como dije, he vivido mi etapa de niña, hija, adolescente, joven, adulta, esposa, madre, profesional, buscando y persiguiendo aquella tan lejana perfección que me permitirá ser amada pero eso implica que el amor que reciba no es incondicional así como jamás llegaré a ser la "mujer perfecta". 

Mi corta vida es una compilación de diferentes novelas, en las que he sido la protagonista, el personaje secundario, la víctima, la villana, la amiga, la enemiga, la novia, la amante y la lista puede extenderse. Por lo mismo, dada la diversidad de mis experiencias, sé con certeza que estoy muy lejos de la perfección. Así que, cuál es el fin de perseguir la perfección en orden de recibir amor "incondicional" que como ya quedó claro, no está en nuestra naturaleza y por lo mismo no existe ni lo uno ni lo otro. 

Aún así, después de tanto drama en las redes sociales y a pesar de la diversidad de mensajes que nos ponen presión para incitarnos a vivir o hacer lo que supuestamente "se debe hacer" para vivir una vida perfecta como hombre o mujer de "alto valor", he decidido que no me voy a privar de probar todo el aprendizaje que las experiencias en esta vida, me han dado y me seguirán dando. 

En ese orden, puedo hacer lo que yo quiera hacer por la experiencia, o como dijo otro comediante "por la anécdota" (Franco Escamilla). Ya me corté el cabello y lo tinturé (por la anécdota), ya me inscribí en el gimnasio (por la anécdota), empecé a estudiar filosofía (por la anécdota). Y así puedo ver delante de mí un sinnúmero de opciones que puedo intentar, sin necesidad de buscar perfeccionarme en el tema, ya que puedo avanzar hasta donde yo quiera o dejarlo cuando yo quiera, en orden de mis prioridades y gustos.

Pensándolo de esa manera, no soy una mujer perfecta, soy algo más como el atardecer grabado eternamente en una fotografía. En ese orden, se puede decir que soy totalmente imperfecta, yo prefiero llamarlo perfecta imperfección.

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